En este libro hay veinte preguntas, algunas suponen desafíos numéricos que promueven el aprendizaje, y otras dan lugar a un juego. Se trata de identificar formas y animales diversos. Las hay que nos hacen reír, y también las que ponen prueba nuestros preconceptos, aquello que suponemos sin habernos detenido a observar y pensar. Lo más importante, sin embargo, es que se trata de preguntas abiertas: no hay respuestas correctas ni incorrectas. La propuesta de Barnett recoge, pues, dilemas e incógnitas ideadas para que, a través de la creatividad, los primeros lectores se figuren mundos imaginarios mundo mientras se divierten. Si algo se puede concluir de esta lectura es que las mejores preguntas conducen a grandes historias.